sábado, 6 de agosto de 2011

CRUCERO CANARIAS

Dentro de la sección “Armadas” de este blog, queremos en esta ocasión dedicar nuestro artículo a un antiguo buque, insignia de la Armada Española durante casi 40 años del siglo XX. Toda una celebridad dentro de la historia de los buques de la Armada, cargado de vivencias y de combates, siempre guardó celosamente el olor a pólvora y a sal bajo sus muchas y gruesas capas de pintura gris naval. Es hoy el momento de recordar a este verdadero veterano de la mar, el infatigable crucero CANARIAS.



Basado en los diseños del afamado arquitecto naval y asesor del Almirantazgo británico Sir Philip Watts (1846-1926) y en el tipo “County” (o clase “Kent”) británica derivada en los cruceros tipo “Washington” o “10.000” (alusión a sus 10.000 toneladas), y pese a que el proyecto, al decir de algunos, parecía querer mostrar una tecnología y diseño algo anticuados para la época, su construcción fue adjudicada el 31 de julio de 1928 a la SECN-Sociedad Española de Construcción Naval, durante la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera, quien presenció la puesta en grada de su quilla en los astilleros de El Ferrol (nº de construcción 12) el 15 de agosto de ese mismo año junto al crucero BALEARES, cuyo presupuesto total ascendía a cerca de 180 millones de pesetas de la época. Finalmente, tras más de dos años y medio de trabajo, el CANARIAS fue botado el 28 de mayo de 1931, durante un acto que contó con la presencia del recién nombrado Ministro de Marina republicano D. Santiago Casares Quiroga (1884-1950), cuya esposa, Dña. Gloria Pérez Corrales, fue la madrina de la ceremonia.

Tras el equipamiento correspondiente, pero aún sin completar su artillería, el CANARIAS zarpó desde la base naval de El Ferrol el 27 de septiembre de 1934 para realizar sus pruebas de mar, llevando a su bordo a una comisión evaluadora del Estado presidida por el vicealmirante y comandante general de dicho arsenal naval, D. Adolfo Suances Carpena. Tras estas pruebas, se iría terminando su equipamiento, aunque no entraría en servicio hasta septiembre de 1936.

Una vez en el agua, la estampa marinera del CANARIAS era realmente impresionante para su época, sobre todo si consideramos que, apenas medio siglo antes, España todavía contaba con algunos buques de guerra de construcción en madera. Catalogado por la Armada como “crucero pesado” de la clase “Canarias” (C-21), tenía una eslora total de 193,90 m., una manga de 19,51 m., un calado de 6,51 m. y 12,57 m. de puntal. El puente destacaba por su diseño moderno poco visto hasta ese momento, justo a proa de su gran chimenea  aunque en el proyecto original figuraban dos chimeneas, se construyó una doble; con el tiempo se volvería al primer diseño. ¬¬ Su desplazamiento a plena carga (13.283 toneladas) era propulsado por una potente planta motriz compuesta por 4 sets de turbinas Parsons dispuestas en dos grupos que, con sus 8 calderas Yarrow, entregaban una potencia de más de 90.000 cv a sus cuatro grandes hélices de tres palas cada una, capaces de impulsar al crucero hasta una velocidad máxima de 33 nudos. Su autonomía le permitía recorrer 1.235 millas a este régimen. A velocidad de 25 nudos era capaz de recorrer unas 4.000 millas, aunque su autonomía máxima era de 8.000 millas a una velocidad media de 15 nudos, y, además, podía almacenar hasta 2.800 toneladas de combustible lo que lo hacía aún más operativo en largas distancias. Fue preparado en origen para una dotación de 765 hombres aunque, en estado de combate, podía ascender a los 1.000 efectivos con la merma de las condiciones de habitabilidad que ello podía suponer; todo esto lo convertía en el buque más moderno y capaz de la Flota.

Disponía de una cintura acorazada de tipo medio cuyo espesor oscilaba entre los 50 mm. y los 110 mm. Otros puntos sensibles de su superestructura, como la cubierta sobre las zonas vitales del buque y las torres también disponían del oportuno blindaje. Esta protección vertical tenía un espesor máximo de 102 mm. en correspondencia con los pañoles de munición.

En julio de 1936, fecha del inicio de la Guerra Civil española, el CANARIAS estaba prácticamente terminado a falta solamente de completar su artillería. La región de Galicia, donde se hallaban los astilleros, quedó dentro de la zona denominada “nacional”, y este navío podía, según los republicanos, resultar muy peligroso en manos de los insurrectos; se intentó destruirlo mediante bombardeos pero fue inútil. La artillería principal del CANARIAS, aunque ya estaba montada, aún no había sido probada y la dirección de tiro estaba pendiente de ser instalada, así como la artillería secundaria. En este estado de cosas, tuvo que ser armado con gran celeridad, para lo cual le fueron colocadas alzas de baterías de costa de 152,4 mm. para la dirección de tiro y cuatro piezas de 101,6 mm que procedían del acorazado ESPAÑA (1). Tendría que pasar algún tiempo hasta que pudiese completar el resto de su armamento, esto es, bulges antitorpedos (2) por ambas bandas que, además de proteger el casco, ayudaban a mejorar su estabilidad lateral. Finalmente, una vez completado su sistema de defensa, su capacidad artillera quedó confiada a 8 cañones SECN de 203,2 mm. cada uno montados en cuatro torres dobles, 4 cañones Vickers de 120 mm. en cada una de sus bandas, 8 cañones de 40 mm., 4 cañones de 12,7 mm., además de 6 tubos lanzatorpedos de 533 mm. a cada banda y 8 lanzacargas de profundidad. En el proyecto original estaba prevista la instalación de dos catapultas para aviación, las cuales nunca fueron colocadas.

El 6 de septiembre de 1936 fue nombrado comandante del CANARIAS el capitán de navío don Francisco Bastarreche y Díez de Bulnes (ascendido al almirante en 1939), relevando así al capitán de navío D. Francisco Moreno Fernández, comandante de este crucero pesado desde el inicio de su construcción y que pasaría a ocupar nuevo cargo como Jefe de la flota “nacional”. Finalmente y de manera apresurada, durante la noche del domingo 27 de septiembre de 1936 el crucero CANARIAS zarpó y abandonó a toda máquina El Ferrol rumbo al Estrecho de Gibraltar pues las necesidades de la guerra apremiaban, hasta tal punto que el flamante capitán se vio obligado a improvisar una tripulación con lo poco que tenía a mano, esto es, oficiales desafectos a la República, marineros sin deudas con la Justicia y voluntarios de la Falange que tenían más voluntad que capacidad marinera. Con este panorama, el CANARIAS se hizo a la mar acompañado por el ALMIRANTE CERVERA (3) para comenzar su primera misión, la de proteger en aguas próximas al Estrecho los transportes de tropas que llegaban desde el norte de África para luchar del lado de los “nacionales”. Tras realizar una navegación a un régimen medio de 25 nudos durante 31 horas, nada más llegar a la zona de operaciones asignada, el CANARIAS entra en zafarrancho de combate al localizar durante la noche al ALMIRANTE FERRÁNDIZ (4), un destructor con bandera republicana que navegaba con las luces apagadas, al cual ataca y hunde al sur de Punta de Calaburras (Mijas, Málaga) tras inmovilizarlo en un primer momento con un disparo de una precisión casi imposible de ejecutar: una salva de cañón a casi 11 millas de distancia que impacta directamente en la zona de calderas. Una posterior andanada a unas 8,5 millas impacta de lleno en el destructor republicano dejándolo envuelto en llamas y sin haber tenido la posibilidad de realizar ni un solo disparo, hundiéndose con casi toda su tripulación, salvándose solamente en torno a una treintena de personas. En el ínterin, el ALMIRANTE CERVERA persigue y ataca al GRAVINA (5) también de bandera republicana, que afortunadamente logrará refugiarse en Casablanca tras haber recibido tres impactos del CERVERA pese a los más de 300 disparos ejecutados por este último. Esta escaramuza naval, de triste recuerdo y funestos resultados por el sacrificio de tantas vidas, como sucede en todas las acciones de guerra, pasaría a los anales de la Historia de la Guerra Civil española con el nombre de “Batalla de Cabo Espartel”.

Tras este combate, el CANARIAS se dirigirá a Ceuta donde recogerá a 1.400 hombres para llevarlos a Cádiz. Continúa con sus tareas de bloqueo en las que llega a apresar a varios buques soviéticos afectos a la República (CHEBOK y KARCOV entre otros) e incluso llega a hundir a alguno, como es el caso del mercante KOMSOVOL a mediados de diciembre de 1936. Esta acción originó que los soviéticos empezaran a reconsiderar la ayuda a los republicanos españoles.

En el último tercio del año 1936, el CANARIAS atacó diversas instalaciones que jalonaban las costas del Mediterráneo español. Como ejemplo podemos destacar el bombardeo de Rosas (Costa Brava, Gerona) el 30 de octubre, los depósitos de combustible de la Campsa en Almería provocando un gran incendio el 8 de noviembre, también bombardeó Barcelona el día 10; el día 12 apresó al vapor CIUDADELA y el día 17 bombardeó Palamós, llegando incluso a cañonear diversas instalaciones en Mallorca e Ibiza, en algunos de cuyos ataques perecieron lamentablemente un número indeterminado de civiles, siempre inocentes y siempre víctimas de todas las guerras.

Tras sus labores de hostigamiento por todo el litoral mediterráneo español, en marzo de 1937 pasó durante un corto espacio de tiempo a desarrollar labores ofensivas en el Cantábrico protagonizando algunas acciones de guerra frente al Cabo Machichaco (Bermeo, Vizcaya), regresando poco después al Mediterráneo. Durante todo el conflicto solo en una ocasión se vio el CANARIAS en serias dificultades. Fue a principios de marzo de 1938 a la altura de Cabo de Palos donde había llegado junto a su gemelo BALEARES (6) y el crucero ligero ALMIRANTE CERVERA. En plena noche vinieron a dar con dos cruceros ligeros y varios destructores republicanos. El BALEARES abrió fuego, que fue rápidamente contestado por la flotilla republicana dándole de lleno y haciéndolo explotar. El CANARIAS sólo pudo recoger a los supervivientes y salir a toda máquina bajo los proyectiles del ataque aéreo que comenzó a continuación.

Continuaría con su misión de bloqueo y ataques costeros hasta el final de la contienda.

No solo protagonizó actos de guerra. Terminada la Guerra Civil comenzó una vida más tranquila, participando en ocasiones en acontecimientos lúdicos mucho más constructivos. El 25 de julio de 1939 estuvo presente en unas regatas organizadas en una localidad que en aquel momento se llamaba El Ferrol del Caudillo. En la competición de traineras participaron miembros de la tripulación del CANARIAS. Quedaron en segundo lugar con su barca “Virgen del Rosario”, por detrás de la “Virgen de Begoña” perteneciente al crucero NAVARRA (7) clasificándose en tercer lugar la tripulación del destructor ALMIRANTE VALDÉS (8) con su barca “Virgen del Carmen”.

El hecho de que este crucero pesado llevara el nombre del archipiélago de las Islas Canarias le hizo establecer un vínculo muy especial con las estas islas a las que visitó en numerosas ocasiones.

La primera visita había sido aplazada debido el estallido de la guerra, asunto que se subsanó en 1940. Después de cuatro años surcando la mar y participando en decenas de acciones bélicas, por fin le iba a ser entregada su bandera de combate. A finales de abril, y recién pintado para la ocasión, arribó al archipiélago canario. Visitó el puerto de Las Palmas en Gran Canaria, el de Los Cristianos en Tenerife y el día 1 de mayo, a las 8:30 h. de la mañana, hizo su entrada por la bocana del puerto de Santa Cruz, capital tinerfeña. Venía al mando del capitán de navío D. Juan Pastor Tomasety (9), quien lo hizo atracar en el dique sur. Quiso el CANARIAS entrar acompañado por la escuadra compuesta por los cruceros ligeros ALMIRANTE CERVERA al mando del capitán de navío D. Alfonso Arriaga y NAVARRA al mando del capitán de navío D. Rafael García, y por los destructores ULLOA (10) al mando del capitán de fragata D. Luis Lallemand, CÍSCAR (11) al mando del capitán del fragata D. Pablo Suances, GRAVINA y ALMIRANTE ANTEQUERA (12) al mando del capitán de fragata D. José Jaurregui, todos los cuales quedaron fondeados dentro de la dársena. Como jefe de la flota venía el almirante Moreu.

En una ceremonia memorable y multitudinaria, celebrada el día 5 de mayo a modo de misa de campaña en la plaza de La Candelaria de la capital tinerfeña, el Cabildo Insular de Tenerife, máxima institución de la isla, presidido por don Francisco de Asís La-Roche Aguilar (13), le hizo entrega de su tan anhelada bandera de combate, cuyo escudo había sido confeccionado por doce expertas bordadoras de La Orotava, localidad del norte tinerfeño; ejerció como madrina Dña. Victoria Zerolo de García Pallasar, esposa del Gobernador militar de Tenerife, por delegación de la esposa del Jefe del Estado que no podía estar presente. También en el mismo acto le fue ofrecida una bandera roja y negra de Falange, y las gualdrapas para la banda de cornetas y tambores del crucero, confeccionadas por la Sección Femenina de Falange. Hacia las 19 horas del día siguiente, la pequeña flota que había lucido su estampa en el puerto santacrucero se hizo a la mar rumbo a Santa Cruz de La Palma. Cuando marchó, el CANARIAS, izada al viento su flamante bandera de combate, dejó un afectuoso recuerdo: la promesa de volver, lo que cumplió en numerosas ocasiones.

El 15 de febrero de 1941 la ciudad de Santander sufrió un pavoroso incendio que afectó a 37 calles, destruyendo prácticamente todo el casco antiguo, afectando a una tercera parte de la población y reduciendo a cenizas el noventa por ciento del comercio. Se tardó casi quince días en extinguirlo por completo, pero los tres primeros fueron los más dantescos. Miles de personas se vieron afectadas perdiéndolo absolutamente todo. El día 18, solo tres días después de iniciado el incendio, entraba en su puerto el crucero CANARIAS para ofrecer auxilio y tender su mano a una población aterrorizada. Aportó alimentos y todo tipo de ayuda humanitaria, incluido servicios médicos. También se convirtió en centro de comunicaciones y suministró energía eléctrica a una ciudad que se había quedado en una situación de franco desamparo. Y allí permaneció mientras su presencia fue necesaria, junto con otros buques civiles y militares que prestaron similares servicios.

También fue requerida su ayuda en mayo de 1941 para auxiliar a la tripulación del potente acorazado alemán BISMARK (14) durante la II Guerra Mundial, al cual, con la intención de darle caza y destruirlo, los ingleses se vieron obligados a desplazar desde Scapa Flow (Escocia) a la “home fleet” al completo más la escuadra de Gibraltar, empleando a 8 acorazados, 2 portaaviones, 4 cruceros pesados, 7 cruceros ligeros, 21 destructores, 6 submarinos y cerca de 100 aviones que lo hostigaron durante varios días por el Atlántico Norte hasta, una vez averiado su timón, dejar reducido a este modernísimo acorazado, de 251 m. de eslora, a un agonizante amasijo de hierros retorcidos aunque todavía a flote. Sin embargo, al parecer, fue su propia tripulación la que, en un último sacrificio, terminó por echarlo a pique el día 27 de mayo. Con él se hundiría su comandante, el almirante Günther Lütjens. El HMS DORSETSHIRE, el último en hacer fuego sobre el BISMARK, logró rescatar a un centenar de hombres del agua. La tripulación del acorazado estaba compuesta por más de 2.200 miembros. Sólo sobrevivieron 115, lo cual da una idea del terrible castigo artillero al que fue sometido. El mismo día 27 de mayo, el crucero CANARIAS salió de El Ferrol a las 14:40 horas forzando máquinas hacia el punto del hundimiento en Gran Sol (suroeste de las islas británicas) en medio del mal tiempo que caracteriza la zona, tardando 20 horas en llegar.

Solo encontró los restos del naufragio y dos cadáveres que pudieron ser identificados como Malter Grasczak y Heinrich Neuschwanler. Pocas horas después la tripulación del CANARIAS se dispuso a dar digno sepelio a los dos marineros muertos devolviéndolos al mar con los debidos honores de ordenanza.

Pero el tiempo pasa, y nuestro buque continuaría cumpliendo con sus funciones institucionales. En enero de 1943 era inaugurada en Pontevedra la Escuela Naval Militar de Marín (15), acontecimiento que el CANARIAS no se podía perder. Ese mismo año pasa por una nueva reparación, esta vez sí se le termina de instalar el armamento que le faltaba.

En 1950 se estudió la posibilidad de convertirlo en portaaviones, pero meses después se desestimó. En ese mismo año, el crucero CANARIAS protagonizó una importante visita al archipiélago canario. Después de catorce años, el Jefe del Estado, Francisco Franco, que había salido de Tenerife para liderar el alzamiento militar, regresó en loor de multitudes, y lo hizo a bordo del CANARIAS:

Alrededor de las 11 horas del día 22 de octubre de 1950 quedó atracado en el dique sur del puerto de Santa Cruz de Tenerife donde, en medio de una enfervorizada muchedumbre, desembarcaría Franco para iniciar su visita oficial a la isla donde, entre otros actos, protagonizaría la inauguración de las nuevas instalaciones de la refinería de petróleos de CEPSA, así como una visita a la emergente ciudad turística de El Puerto de la Cruz. Durante los días posteriores, el “Emperador del Mar” (como era conocido popularmente el CANARIAS) luciendo la bandera insignia del Jefe del Estado, lo que dejaba ver a las claras que se trataba del barco más importante de la Armada en ese momento, haría gira por las demás islas del archipiélago canario donde al llegar a puerto era recibido por decenas de barcas profusamente engalanadas. Iba acompañado por el ALMIRANTE CERVERA, el JOSÉ LUIS DÍEZ (16), el SÁNCHEZ BARCÁIZTEGUI (17) y el ALMIRANTE VALDÉS.

La noche del día 26 quedó fondeado en la bahía de Santa Cruz a la espera del embarque de la esposa del Jefe del Estado, Dña. Carmen Polo y la tinerfeña Dña. Otilia Martín Bencomo, esposa del entonces Ministro de la Gobernación, D. Blas Pérez González, natural de la isla canaria de La Palma, quienes habían decidido quedarse en Tenerife para visitar a amigos y familiares poniendo punto final a esta importante visita.

En octubre de 1952 el CANARIAS entra en dique seco donde permanece hasta febrero de 1953 para ser sometido a algunas reformas. Es en este momento cuando se aprovecha para realizar en la chimenea el proyecto original, esto es, convertirla en una chimenea doble.



A finales de abril de 1954 visitará nuevamente el puerto de Santa Cruz de Tenerife en viaje de ida hacia Guinea, acompañado por los submarinos oceánicos GENERAL SANJURJO y GENERAL MOLA (ambos de la clase “General Mola”) y los también oceánicos D1 y D2 (de la clase “D”, posteriormente clase “Balao”), haciendo visitas a Santa Isabel, Annobón y Bata. A su vuelta, el 2 de junio, la escuadrilla bajo el mando del vicealmirante González Aller, pasará nuevamente por dicho puerto.

En 1955 se estudia nuevamente la posibilidad de hacerle una gran reforma en virtud de una importante ayuda económica procedente de Estados Unidos. Se decidió finalmente utilizar ese dinero para reparar barcos más pequeños. Aún así pudo ser equipado con un radar más potente, se modernizó parte del armamento, se le instalaron nuevos equipamientos de comunicación y se le pintó al dorso el numeral que se le había designado: C-21.

En noviembre de 1957, debido a la Guerra de Sidi-Ifni, el CANARIAS desempeñaría algunas acciones. Transportó a la 45ª Bandera de la Legión desde Ceuta hasta Las Palmas. El 7 de diciembre de dicho año, acompañado por los destructores ALMIRANTE MIRANDA (18), ESCAÑO (19), GRAVINA y JOSÉ LUIS DÍEZ se colocaron frente al puerto marroquí de Agadir apuntando a edificios oficiales, mientras el crucero CANARIAS entraba en puerto, viendo los testigos cómo sus cañones se movían seleccionando distintos objetivos. Acto seguido dio media vuelta y se fue ante la estupefacción de los presentes. Las autoridades marroquíes entendieron el mensaje, aquel era un problema español y Marruecos debía quedarse al margen.

En 1960 se le cambia totalmente la configuración del puente para convertirlo en panorámico. Además, durante ese año el CANARIAS tendrá ocasión de viajar hasta América, concretamente a Argentina, para la celebración del 150 aniversario de la independencia de la República llevando a su bordo al entonces Ministro de Marina, el almirante D. Felipe José Abárzuza y Oliva (1896-1970), en representación del Gobierno español.

El 26 de febrero en 1961 el CANARIAS volvió a visitar el puerto de Santa Cruz de Tenerife, procedente de Guinea, tras haber formado parte, en virtud de la petición de ayuda del Gobierno de Portugal a España, del operativo de búsqueda del trasatlántico portugués secuestrado SANTA MARÍA (20). El día 8 de marzo zarpó rumbo a El Ferrol.

En junio de 1961 participó en la “Operación Foca”. Se trató de un importante ejercicio militar que se hacía por primera vez en España. El objetivo de este juego de guerra era la liberación de las Islas Baleares supuestamente ocupadas por fuerzas enemigas; para ello se reunieron diez mil hombres, ochenta navíos y cincuenta y cuatro aviones. La Flota se reunió en La Carraca, San Fernando de Cádiz, donde fueron embarcados todos los operativos. Y allí llegó el crucero CANARIAS con el vicealmirante D. Francisco de Benito Perera, Comandante en Jefe de la Flota y bajo cuyo mando se desarrollarían los ejercicios.

El 14 de mayo de 1962 el crucero CANARIAS se fue de boda. Ese día contraía matrimonio en Atenas el príncipe español D. Juan Carlos de Borbón con la princesa helena Dña. Sofía de Grecia. El general Franco, contrariado al parecer con este enlace, declinó la invitación y envió en su representación al almirante D. Felipe José Abárzuza y Oliva, quien llegó a El Pireo bordo del CANARIAS. Su banda de música interpretó ante la catedral católica de San Dionisio los himnos español y griego y presentó armas a la llegada de los pretendientes, y una vez terminada la ceremonia nupcial, al salir del templo, los esposos pasaron bajo el arco de espadas de la oficialidad del crucero, al tiempo que las campanas de las casi quinientas iglesias de Atenas herían el cielo tañendo a gloria.

Poco más de un año después, el 28 de junio de 1963, y procedente de Las Palmas de Gran Canaria, llegó el CANARIAS al puerto de Santa Cruz de Tenerife con los príncipes a su bordo que venían de visita al archipiélago canario. Por cierto, admirable el atrevimiento de la princesa Dña. Sofía, pues ya estaba embarazada de su primogénita. Quedó el crucero atracado en la sección 4ª-2ª del Dique Sur con la tripulación formada sobre cubierta. Ese mismo día llegó a puerto la 21ª Flotilla de destructores formada por el ALCALÁ GALIANO (21), ALMIRANTE VALDÉS, ALMIRANTE FERRADIZ (22). También llegó el LINIERS (23), el JORGE JUAN (24) y el LEPANTO (25). Junto a ellos viajaban las corbetas ATREVIDA, PRINCESA Y NAUTILUS (26), que venían participando en unas maniobras aeronavales en aguas canarias.

En diciembre de 1963 tuvo lugar un extraño suceso. El día 21 era la fecha prevista para la llegada del viejo carguero CASTILLO MONTJUICH a la Coruña procedente de Boston, con casi 10.000 toneladas de maíz estibadas en sus bodegas. La última comunicación se tuvo con el mercante el día 14 de diciembre y según su capitán se hallaban a unas 400 millas al noreste de Las Azores. La falta de noticias hizo que saltara la alarma y fueron enviados a la zona las fragatas LEGAZPI (27) y VICENTE YÁÑEZ PINZÓN (28) junto al crucero CANARIAS. Rastrearon una amplia zona ayudados por Fuerzas Aeronavales de los Estados Unidos y Portugal. No se halló rastro de ninguno de sus 37 tripulantes, ni un bote, ni una sola mancha de aceite. El CASTILLO MONTJUICH constituye uno de los mayores misterios de la marina mercante española.

A las 13:30 horas del 8 de abril de 1964 volvió a entrar en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, quedando amarrado en la sección 4ª-2ª del Dique Sur, esta vez acompañado por el destructor OQUEDO (29) que amarró en la sección 4ª-1ª, a popa del CANARIAS. Permanecieron atracados hasta el día 11 del mismo mes, haciéndose de nuevo a la mar hacia las 7 horas de la mañana, para continuar con su viaje de prácticas.

El 6 de julio de 1965, a las 11 de la mañana, atracaba otra vez en el puerto de Santa Cruz de Tenerife el CANARIAS tras participar en las maniobras aeronavales CANAREX-IV donde se encontraba casi toda la Flota, al mando del Vicealmirante Indalecio Núñez Iglesias. Vino el crucero en esta ocasión acompañado por el transporte de ataque TA-21 (30). El CANARIAS se hizo a la mar a las 22 horas del 8 de julio, siguiendo la estela del TA-21 que había zarpado antes hacia aguas de Las Palmas de Gran Canaria, donde se concentrará la Flota, para iniciar viaje de regreso hacia sus bases.

En ese mismo año se planeó equipar al CANARIAS con misiles “Terrier” y una plataforma para helicópteros y, nuevamente, se desestimó.

En 1968 Guinea Ecuatorial obtiene su independencia. Tras la proclamación de Francisco Macías Nguema (1922-1979) como presidente del nuevo país, los radicalismos nacionalistas emergentes hacen que día a día la situación se vaya deteriorando hasta el extremo que, a mediados de 1969, el Gobierno español de orden de enviar un convoy encabezado por el crucero CANARIAS junto a una fragata, un cañonero, dos transportes y el petrolero auxiliar de flota TEIDE (31) para evacuar tanto a las tropas como a todos aquellos españoles que decidiesen abandonar el territorio guineano. Durante el curso de esta misión conocida como la “campaña de Guinea”, el CANARIAS recaló en Las Palmas de Gran Canaria el 17 de abril de aquel año.

Regresará a Canarias el 9 de febrero de 1972, esta vez en viaje de instrucción enarbolando el guión del comandante general de la Flota, el Vicealmirante D. Gabriel Pita da Veiga y Sanz, acompañado por los destructores ALMIRANTE FERRÁNDIZ y JORGE JUAN.

Siete meses después, concretamente a las 8 horas de la mañana del 28 de septiembre, tras visitar El Aiun y Las Palmas, hizo el CANARIAS una nueva escala atracando en el muelle sur del puerto de Santa Cruz de Tenerife, esta vez acompañado por la fragata antisubmarina ÁLAVA (32) que venía bajo el mando del capitán de fragata Sr. Gómez Díez-Miranda. En esta ocasión, el CANARIAS, que entró en puerto bajo el mando del capitán de navío D. Diego López Louriño, enarbolaba la insignia del vicealmirante D. Enrique Amador Franco, a la sazón comandante general de la Flota. También venía a su bordo el jefe del Estado Mayor de la Flota, capitán de navío D. José María Moreu Curbelo, además de los 900 tripulantes del crucero. Tras cumplimentarse los actos oficiales de rigor con las autoridades locales tanto civiles como militares, y realizar las tripulaciones de los dos navíos diversas excursiones por la isla, hacia las 22 horas del 29 de septiembre, se hicieron a la mar rumbo a Cádiz.

Iniciándose el verano de 1974, más exactamente al alba del viernes 21 de junio, el CANARIAS, bajo las órdenes del capitán de navío D. Feliciano Mayo Jiménez, entrará majestuoso y por última vez en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, quedando atracado como siempre en el muelle sur. Vino en compañía de los destructores MARQUÉS DE LA ENSENADA (33) bajo el mando del capitán de fragata D. Joaquín Freire Conde, LEPANTO bajo el mando del capitán de fragata D. José María Vallarino Serís Granier, ALCALÁ GALIANO bajo el mando del capitán de fragata D. Julio Sierra Fortiu, y ALMIRANTE FERRÁNDIZ bajo el mando del capitán de fragata D. Ramón Barbueno y Marín Barbueno, quedando atracados y abarloados en el muelle sur. Venía el CANARIAS, en viaje de despedida, luciendo al viento la insignia del vicealmirante D. Javier de Elizalde y Laínez. Durante el fin de semana se le rindió un sentido homenaje público en la plaza de España de la capital tinerfeña, en el curso del cual le fue entregada al crucero la medalla de oro de la provincia. Finalmente, en la tarde del martes 25, con la presencia en el puerto de miles de personas, el viejo crucero CANARIAS, seguro sabedor de su propincuo final, acarició por última vez las cálidas aguas del puerto y se hizo a la mar. Fuera de la bahía, le esperaban en formación los cuatro destructores que, con un “saludo a la voz” le rindieron honores a su paso. Posteriormente, ya en fila y navegando a 20 nudos, el convoy dio una pasada a escasa distancia de la escollera del muelle sur. Era su forma de despedirse para siempre de la isla de Tenerife, para seguir hacia Gran Canaria, donde también se le rindieron homenajes de despedida. Finalmente, como un veterano marinero siempre fiel hasta su último aliento, no dudó en obedecer al gobernalle y poner su proa recta rumbo a su último y funesto destino, siendo sus mástiles lo último que, ya en lontananza, pudo divisarse de un navío que paseó con gallardía el nombre de Canarias en cuantos puertos visitó.



El “Emperador del Mar” fue dado de baja de la lista oficial de buques de la Armada el 17 de diciembre de 1975. El 14 de septiembre de 1977 se verificó su subasta por algo más de 60 millones de pesetas y, apenas un año después, fue pasto del siempre impío soplete en El Ferrol.

Este auténtico veterano, el más célebre de los buques de la Armada Española del siglo XX, participó en 52 acciones de guerra, navegó 700.000 millas náuticas, lució las insignias de 30 almirantes y los gallardetes de 33 comandantes, y tras casi 40 años de fiel servicio, y pese a las gestiones iniciadas por varias ciudades españolas en un último intento de salvarlo como buque-museo, simplemente fue convertido en chatarra.

Sus campanas así como la caña del timón y el telémetro se conservan en el Museo Naval de El Ferrol. Una de sus hélices le fue entregada a la ciudad de Santa Cruz de Tenerife en 1980 como recuerdo de su afecto y presencia durante tantos años, quedando expuesta en la entrada de la antigua estación del jet-foil.


No podemos encontrar mejor despedida para el viejo crucero CANARIAS que las últimas palabras que sobre él dejó escritas con hermosa prosa poética el insigne y bienquisto periodista canario D. Juan Antonio Padrón Albornoz en su artículo “Última recalada del Canarias”, publicado en el periódico “EL DÍA” de Santa Cruz de Tenerife en su edición del 26 de junio de 1974, en el que concluía: “… se va de la mar alta y libre, ese “Canarias” que ayer nos dejó y ante cuya marcha comprendemos que no se puede vivir sino muriendo, que no se puede ser sino dejando de ser”.

© Ramiro y Coral González

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(1) ESPAÑA: Primero de la serie de tres acorazados de la clase “España”, fue botado en El Ferrol el 5 de febrero de 1912. Entre 15.770 y 16.400 toneladas de desplazamiento a plena carga. Embarrancado a causa de la niebla en agosto de 1923 en la costa norteafricana, al norte de Melilla. Tras procederse al rescate de todo el material aprovechable, los continuos embates de la mar acabarían por destrozarlo y hundirlo en noviembre de ese mismo año.

(2) Bulge: En su acepción militar, estructura externa que corre de proa a popa con el casco que, adosada lateralmente a la obra viva de un buque tenía la misión de protegerlo de los impactos y explosiones de armas submarinas y también de disparos artilleros de superficie con determinado ángulo de entrada. Su uso nació a finales de la I Guerra Mundial y se extendió hasta los años 30 del siglo XX.

(3) ALMIRANTE CERVERA: Crucero ligero, primero de su serie (clase “Cervera”). 9.240 toneladas de desplazamiento. Botado en El Ferrol en 1925, dado de baja en 1965 y vendido para desguace en 1966.

(4) ALMIRANTE FERRÁNDIZ: Clase “Churruca”. 1.800 toneladas de desplazamiento a plena carga. Eslora: 101 m., manga: 9,6 m. Entregado a la Armada Española en 1929 Y hundido durante la Guerra Civil española. En 1961 otro buque de la Armada Española, un antiguo “fletcher” americano, sería bautizado con este mismo nombre y numeral D22.

(5) ALMIRANTE GRAVINA: Destructor de la clase “Churruca”. Entre 1.650 y 2.067 toneladas de desplazamiento. Construido en Cartagena, botado en 1931 y dado de alta en 1936. Acabó sus días en el desguace.

(6) BALEARES: Crucero pesado de la clase “Canarias”. 13.283 toneladas de desplazamiento a plena carga. Eslora: 193,90 m., manga: 19,52 m. Entregado a la Armada Española en diciembre de 1936. Hundido el 6 de marzo de 1938 por el destructor LEPANTO en la “Batalla del Cabo de Palos”.

(7) NAVARRA: Crucero ligero, clase “Reina Victoria Eugenia” (único de su clase). 6.500 toneladas de desplazamiento. Botado en El Ferrol en 1920, dado de baja en 1951 y desguazado en 1956.

(8) ALMIRANTE VALDÉS: Destructor de la clase “Churruca”. 1.800 toneladas de desplazamiento a plena carga. Entregado a la Armada Española en 1931. Desguazado en 1963.

(9) D. Juan Pastor Tomasety ocuparía el cargo de AJEMA - Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada de octubre de 1952 a septiembre de 1956.

(10) ULLOA: Destructor de la clase “Churruca” (2ª serie). Entre 1.536 y 1.800 toneladas de desplazamiento. Construido en Cartagena entre 1936 y 1937. Dado de baja para desguace en 1963.

(11) CÍSCAR: Destructor de la clase “Churruca” (2ª serie). Entre 1.536 y 1.800 toneladas de desplazamiento. Construido en Cartagena en 1936. Varado y hundido en la ría de El Ferrol en 1957.

(12) ALMIRANTE ANTEQUERA: Destructor de la clase “Churruca” (2ª serie). Entre 1.536 y 1.800 toneladas de desplazamiento. Construido en Cartagena en 1935. Dado de baja para desguace en 1965.

(13) D. Francisco de Asís La-Roche Aguilar (1886-1948): Tras haber sido alcalde de Santa Cruz de Tenerife entre 1924 y 1925, fue Presidente del Cabildo Insular de Tenerife en dos etapas diferentes, del 1 de diciembre de 1927 al 9 de abril de 1930 y del 25 de mayo de 1939 al 3 de abril de 1943. También fue Presidente de la Junta de Obras del Puerto de Santa Cruz de Tenerife desde 1938 hasta 1948, bajo cuyo mandato se llevaron a cabo notables obras de ampliación de la infraestructura portuaria entre 1942 y 1947.

(14) BISMARK: Acorazado alemán, gemelo del TIRPITZ, botado en Hamburgo el 14 de febrero de 1939. Desplazamiento: 50.135 toneladas a plena carga. Hundido el 27 de mayo de 1941 tras una desesperada batalla y persecución por parte de unidades de superficie de la Royal Navy británica.

(15) En los exteriores de la Escuela Naval Militar de Marín permanece expuesta una torreta de dos cañones de 203 mm. del crucero Canarias, para contemplación de los futuros oficiales de la Armada Española.

(16) JOSÉ LUIS DÍEZ: Destructor de la clase “Churruca”. 1.800 toneladas de desplazamiento a plena carga. Construido en Cartagena en 1927-1928. Dado de baja para desguace en 1965. Su último comandante fue el Capitán de corbeta D. Eduardo Martínez de la Calleja.

(17) SÁNCHEZ BARCÁIZTEGUI: Destructor de la primera serie de la clase “Churruca”. 1.800 toneladas a plena carga. Botado en 1926 y dado de baja para desguace en 1965.

(18) ALMIRANTE MIRANDA: Destructor de la segunda serie de la clase “Churruca”. 1.914 toneladas a plena carga. Asignado a la Armada en 1936. Dado de baja para desguace en 1970.

(19) ESCAÑO: Destructor de la clase “Churruca”. 1.800 toneladas de desplazamiento a plena carga. Construido en 1936. Dado de baja para desguace en 1963.

(20) Si desea saber más sobre la historia de este secuestro, puede consultar el siguiente enlace de nuestro blog: http://escoben.blogspot.com/2004/05/santa-maria_14.html

(21) ALCALÁ GALIANO: Destructor de la 1ª serie de la clase “Churruca”. 1.800 toneladas de desplazamiento a plena carga. Asignado a la Armada en 1931 y dado de baja para desguace en1963.

(22) ALMIRANTE FERRÁNDIZ: Destructor de la clase “Fletcher” cedido a la Armada por Estados Unidos el 15 de mayo de 1957. No confundir con otro del mismo nombre de la clase “Churruca”, 1.800 toneladas de desplazamiento a plena carga. Eslora: 101 m., manga: 9,6 m. Entregado a la Armada Española en 1929 Y hundido durante la Guerra Civil española.

(23) LINIERS: D-51. Clase “Liniers”. 2.225 toneladas de desplazamiento a plena carga. Entregado a la Armada Española en 1951 y dado de baja para desguace en 1982.

(24) JORGE JUAN: Destructor de la clase “Churruca”. 2.067 toneladas de desplazamiento a plena carga. Entregado a la Armada en 1937 y dado de baja para desguace en 1959.

(25) LEPANTO: Destructor de la clase “Churruca”. 1.800 toneladas de desplazamiento a plena carga. Entregado a la Armada en 1930 y dado de baja para desguace 27 años después.

(26) Si desea saber más sobre la historia de estas corbetas, puede consultar el siguiente enlace de nuestro blog: http://escoben.blogspot.com/2006/12/la-antigua-clase-descubierta.html

(27) LEGAZPI: Marca de costado F-42. Fragata de la clase “Pizarro”. Botada en 1951. Modernizada en 1960. Dada de baja para desguace en 1978.

(28) VICENTE YÁÑEZ PINZÓN: Marca de costado F-41. Fragata de la clase “Pizarro”. Botada en 1949. Modernizada en 1960. Dada de baja para desguace en 1983.

(29) OQUENDO: Destructor (primero de los tres de su clase) de la Armada Española. Marca de costado D-41. 3.004 toneladas de desplazamiento a plena carga. Entregado a la Armada en 1963 y dado de baja para desguace en 1978 debido a averías en su planta motriz y a problemas de estabilidad.

(30) TA-21: Bautizado como ACHEMAR en New Jersey (EE.UU.) en 1943, tuvo participación en la II Guerra Mundial como buque insignia del Mando del 1er Ejercito y la 9ª Fuerza Aérea de EEUU, durante el desembarco de Normandía, siendo condecorado tres veces. También tomó parte activa en la Guerra de Corea donde de nuevo sería condecorado otras tres veces. Transferido a la Armada Española en 1965 y rebautizado como “Castilla”, transporte anfibio de material de la clase “Andrómeda”. 14.133 toneladas a plena carga. Dado de baja para desguace en 1982.

(31) Si desea saber más sobre la historia del petrolero TEIDE de la Armada Española, puede consultar el siguiente enlace de nuestro blog: http://escoben.blogspot.com/2009/02/lo-largo-de-la-historia-de-la.html

(32) ÁLAVA: D-52. Destructor de la clase “Churruca” (3ª serie). 2.225 toneladas a plena carga en origen. Entregado a la Armada en 1951. Modernizado en 1962. Dado de baja para desguace en 1971.

(33) MARQUÉS DE LA ENSENADA: D-43. Destructor de la clase “Oquendo”. 3.785 toneladas de desplazamiento a plena carga. Dado de alta en la Armada en 1970. Dado de baja para desguace en 1988.
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Para la realización de este artículo han sido estimadas las siguientes fuentes bibliográficas:

“Diccionario de términos navales”. Editorial Delta, S. A. 1983. Barcelona.
“Los Presidentes del Centenario”. Autor: José Manuel Ledesma Alonso. Puertos de Tenerife. Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife.
“Crónica miliar y política de la Segunda Guerra Mundial”. S.A. de Revistas, Periódicos y Ediciones (SARPE). 1979. Tomo 3.
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 28 de abril de 1940. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 30 de abril de 1940. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 1 de mayo de 1940. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “La Tarde”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 1 de mayo de 1940. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 2 de mayo de 1940. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “La Tarde”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 2 de mayo de 1940. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “La Tarde”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 3 de mayo de 1940. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “La Tarde”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 4 de mayo de 1940. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 5 de mayo de 1940. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “La Tarde”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 6 de mayo de 1940. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 7 de mayo de 1940. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 18 de febrero de 1941. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 19 de febrero de 1941. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 24 de octubre de 1950.
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 25 de octubre de 1950.
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 23 de abril de 1954, portada (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 3 de junio de 1954, pág. 5 (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “La Vanguardia Española” en su edición del 13 de junio de 1961 (pág. 5).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 28 de junio de 1963. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 29 de junio de 1963. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 30 de junio de 1963. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 8 de abril de 1964. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 9 de abril de 1964. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 11 de abril de 1964. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “La Vanguardia” en su edición del 3 de julio de 1965.
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 6 de julio de 1965. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 7 de julio de 1965. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 8 de julio de 1965. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 28 de septiembre de 1972. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 29 de septiembre de 1972. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición 30 de septiembre de 1972. (Biblioteca de la Universidad de La Laguna).
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 26 de junio de 1974. Sección “A la sombra de Anaga”, título: “Última recalada del Canarias”. Autor: Juan Antonio Padrón Albornoz.
Periódico “EL DIA”, Santa Cruz de Tenerife, en su edición del 21 de enero de 1980. Sección “A la sombra de Anaga”, título: “Una reliquia del crucero Canarias”. Autor: Juan Antonio Padrón Albornoz.
Página web: http://es.wikipedia.org/
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Agradecimientos:

A la Biblioteca de la Universidad de La Laguna, por su magnífica hemeroteca.



4 comentarios:

Escoben dijo...

Contradiciendo a nuestra naturaleza respetuosa con la libertad de expresión, nos hemos visto obligados a suprimir un comentario a este artículo, no por su contenido sino por su lenguaje soez e insultante.
Escobén.

Oswaldo Melián Afonso dijo...

Estupendo trabajo. Muy detallado.

Daniel dijo...

Excelente artículo. Mi padre recuerda haber ido a Guinea en el Canarias en 2 ocasiones, una en 1966, no sé si cuando cambiaron el gobernador, y permanecieron varios días, y una segunda, ya sin tocar puerto (Operación Ecuador)

Old-Jumble dijo...

Muy buen artículo. Lo encontré buscando por Google al hermano de mi abuelo Ramón Pérez Cano, oficial de la marina y que podría haber formado parte de la tripulación del "Canarias" durante la guerra civil. Un saludo.