Con 85.700 toneladas de registro, es el mayor trasatlánticoque ha hecho escala en Canarias, superando al mítico "QueenElizabeth" de 83.673, de la Cunard Line británica, botadoen 1940 en plena 2ª Guerra Mundial, y que naufragó víctima deun incendio en el puerto de Hong Kong el 13 de Enero de 1972,cuando era convertido en universidad flotante.
El pasado 7 de Noviembre de 2000, atracó en Santa Cruz deTenerife el nuevo trasatlántico “Costa Atlántica”, dela naviera genovesa Costa Crociere. Embarcaron 125 pasajeros dela isla, que prosiguieron un viaje iniciado en Barcelona el día4 de Noviembre denominado "Por la ruta de Colón".Desde aquí se dirigieron a las islas caribeñas de Barbados,Martinica, St. Maarten y Bahamas, antes de terminar el viaje enel puerto norteamericano de Port Everglades en Florida, desdedonde los viajeros tinerfeños regresaron en avión a la islavía Miami y Madrid. Durante su escala, el buque se aprovisionóde 1.000 toneladas de combustible, 600 toneladas de agua potable,víveres y otras provisiones.
El viaje tiene una duración de 12 días desde Tenerife y losprecios oscilaban entre las 304.000 ptas. de un camarote dobleinterior y las 358.000 ptas. de uno doble exterior con balcón.En el mismo se incluye pensión completa, espectáculos en elteatro de a bordo, la utilización de todas las instalaciones delbarco, cursillos de gimnasia, traslados desde el puerto alaeropuerto, etc., y avión de regreso a Tenerife.
El Costa Atlántica fue construido en los astilleros Masa deHelsinki, lugar de nacimiento de muchos de los grandes barcos decrucero que navegan en la actualidad. Para ponerlo a flote seinundó, el 11 de Noviembre de 1999, el dique seco cubierto dondese encontraba. Una vez acabada su construcción y efectuadas laspruebas de mar en el Golfo de Finlandia, a plena satisfacción dearmadores y constructores, se dirigió a Venecia sin pasajeros,donde fue bautizado el 15 de Julio de este año. Ese mismo díarealizó un minicrucero por el Adriático con invitados de lacompañía, agentes de viaje especializados y medios decomunicación, en el que se dio a conocer al nuevo buque en elfloreciente mercado de los cruceros marítimos.
El Costa Atlántica tiene una eslora total de 292’50 m loque equivale a más de dos veces la longitud del estadioHeliodoro Rodríguez López del C.D. Tenerife, 32’20 m demanga y un calado de 8 m. La altura desde la línea de flotaciónhasta la chimenea es de 53 m, lo que equivale a un edificio de 20pisos. Dispone de 999 camarotes y 58 suites en los que puedealbergar 2.680 pasajeros. La tripulación la forman 920 personas.Tiene dos timones azipodales y dos hélices. Sus motores tipoDiesel-Electric generan una potencia de 62 MW y puede alcanzaruna velocidad máxima de 24 nudos, aunque durante los crucerosnavega a una media de 22 nudos. A proa dispone de tres hélicesinstaladas en túneles transversales que facilitan las maniobrasde entrada y salida de puerto.
Sus locales públicos y cubiertas han sido dedicados al grandirector de cine Federico Fellini; así el hall central dotadocon tres ascensores panorámicos se denomina “DolceVita”, el restaurante de dos pisos recibe el nombre de“Tiziano”, el buffet el de “Botticelli” y lapizzería “Napoli”. También hay a bordo una galeríacomercial denominada “Via della Spiga”. La cubiertasuperior, con dos piscinas, varios jacuzzis, un amplio solario yvarios bares, se llama “Ginger & Fred”; el salónde fiestas ha sido denominado “Corallo” y el teatro detres pisos para 900 espectadores, “Caruso”. La granescalinata de la Plaza “Madame Butterfly” estádecorada con espectaculares cascadas de agua y se ha instalado abordo una reproducción exacta del famoso Café Florián deVenecia del siglo XVIII. Por último el polideportivo cuenta conun completo gimnasio, canchas de baloncesto, voleibol, fútbolsala y tenis.
El “Costa Atlántica” sitúa los viajes por mar a unos niveles de lujo, confort, seguridad y comodidad difícilesde imaginar por aquellos miles de viajeros que emigraron aAmérica después de la 2ª Guerra Mundial en los viejos barcosde pasaje de la compañía Costa, que también hicieron escala enel puerto de Santa Cruz durante casi tres décadas.
Autor: José Luis Torregrosa
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